Nuestra organización

Nuestro Gobierno Eclesiástico 

Creemos que tanto la fe como el gobierno de la Iglesia deben ser regulados por las Sagradas Escrituras. Por ello, expresamos esta convicción a través de una Constitución eclesiástica, la cual establece el buen orden, la unidad y la edificación entre nosotros conforme al modelo bíblico. En este marco, afirmamos que la Escritura enseña los siguientes principios esenciales para el ministerio y el gobierno de la Iglesia:

  • La unión confesional con la Iglesia universal e histórica de Cristo, en continuidad con la fe apostólica y las confesiones fieles;

  • El derecho y deber de los creyentes a organizarse como Iglesia local bajo el señorío de Cristo;

  • La necesidad de definir bíblicamente la membresía, el liderazgo y la disciplina como expresiones del pacto y del cuidado pastoral;

  • El nombramiento de pastores, ancianos y diáconos conforme al carácter, vocación y servicio aprobado según las Escrituras;

  • El reconocimiento y afirmación de hombres y mujeres que, dentro del marco bíblico, sirven con fidelidad en diversos ministerios mediante sus dones, talentos y vocación;

  • La autonomía institucional de cada Iglesia local, gobernada por sus propios oficiales conforme a la Palabra de Dios;

  • La cooperación fraterna con otras Iglesias fieles en la proclamación del Evangelio, el cumplimiento de la Gran Comisión y la obediencia al mandato cultural de Cristo Rey.

De este modo, nuestro orden eclesiástico busca reflejar la obediencia al Señor de la Iglesia y el testimonio del Reino en medio del mundo.

Todo esto está resumido en la siguiente constitución local (En Inglés páginas 1-10. Español páginas 11-21):